sábado, 28 de febrero de 2009

con el tiempo


Con el tiempo aprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas. Con el tiempo te das cuenta que en realidad, lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante. Y aprendes que hay 3 momentos en la vida que uno no puede remediar: la oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe, la ofensa que ya pronunciaste. Con el tiempo también aprendes sobre el dinero y entonces, comprendes que puedes comprar una casa, pero no un hogar; puedes comprarte una cama, pero no hacerte dormir; puedes comprarte un reloj, pero no te dará tiempo; puedes comprarte un libro, pero no conocimiento o lo que necesitas aprender; puedes comprarte una posición, pero no sirve para tener respeto; puedes comprarte medicinas y pagar la consulta al médico, pero no te dará salud; puedes comprarte sangre, pero no vida; puedes comprarte sexo, pero no amor. Con el tiempo aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuántos planes tengas, el mañana no existe y el ayer tampoco. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, todo esto lo aprendes solo con el tiempo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

¡que se pare el mundo!



No creas que es fácil estar así, a diez metros de distancia, verte cruzar el semáforo, la calle mojada y el agua empapando mi cara, el pelo pegado a mi rostro, y entre él puedo ver tu cuerpo cada vez más cerca, caminando hacia delante, un instante en cruzarnos y tu mirada se esconde de la mía bajo el gorro de tu abrigo negro. No es fácil verte pasar por mi lado, paralelamente, y no quieras acordarte de mí, de mis ojos, de mis manos que ahora se esconden congeladas dentro de los bolsillos de este fino jersey. Hace frío, mucho frío. Y el agua empieza a filtrarse por los poros de mi piel, lentamente alcanzando mi corazón, y lo ahoga. Me ahogas el corazón. Estoy aquí, desde el preciso instante, desde el preciso segundo en que nuestras miradas se han cruzado y tú has huido de mí. Estoy aquí, quieta, parada, vacía, congelada. Y la gente no deja de cruzar esta calle, este semáforo. Vienen y van, sin importarles nada. Quiero rebobinar, por favor, y todo se detenga en el instante de nuestras miradas. Que se pare el mundo.

martes, 10 de febrero de 2009





...a través de las sombras, de la muchedumbre. Sígueme, aunque no te queden fuerzas y tus sueños se derrumben. Sigue mis pasos y sálvame, por favor.

jueves, 5 de febrero de 2009

fecha de caducidad




Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografia sentimental la verdad esque encontrara pocas soluciones. Podra parchear tal o cual relacion pero al final volvera a pasar lo de siempre que en un momento dado saltara en pedazos como tantas otras veces porque uno es como es y no es facil dejar de serlo para querer a alguien. Es casi como un combate perdido de antemano. Asique lo mejor que nos podria pasar esque las relaciones sentimentales vinieran con fecha de caducidad como los yogures asi sabriamos de antemano cual es la fecha del final y no perderiamos el tiempo en inseguridades, sospechas ni discursiones. Nos dedicariamos a disfrutar cada momento hasta la ultima decima de segundo. Aunque, si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad esque nos permite seguir soñando con que esta vez ese yogurt si pueda conservarse para siempre.

miércoles, 4 de febrero de 2009




“No me había dado cuenta del éxtasis que provoca la pasión –cuidado, no hablo del amor, sino de la pasión– hasta ahora. Quiero decir... Cuando vas tan tranquilamente paseando por la calle y tus ojos se cruzan con los de esa persona que hace que el corazón se te salga del pecho, o cuando te sonríe, o simplemente cuando sientes el contacto de la yema de sus dedos sobre tu mano (aún sabiendo que arriesgar por esa persona tendrá graves consecuencias). Es... increíble el mundo en el que te sumerges. Un mundo prohibido, en el que sabes que, por las circunstancias que sean, no deberías estar pero te encanta esa tentación y te quedas por un tiempo indefinido. El quit de la cuestión es saber parar y darse cuenta de que, por muy bien que se esté en ese puro estado, hay que volver a la realidad y enfrentarse a ella antes de que sea demasiado tarde. Yo, en eso, puedo presumir. A veces no es la mejor opción arriesgar todo lo bueno que tienes en la vida por un estado de éxtasis del que sus síntomas terminarán desapareciendo tarde o temprano –más bien temprano–. Porque cuando los síntomas se hayan esfumado, ya no te quedará nada ni nadie. Por terca.”

lunes, 2 de febrero de 2009













La comunciación es la base de cualquier relación entre seres humanos. Yo hablo, tú hablas y nos entendemos. Sin embargo, muchas personas son incapaces de comunicarse, de decir lo que piensan, hay que sacarles las cosas con sacacorchos, otros no se cortan y te cuentan su vida, sin venir a cuento. La comunicación también requiere límites. Hay gente a la que incluso se le olvida. Otros se lo callan por miedo. Algunos no consideran importantes las cosas que a ti te pueden cambiar la vida. La importancia que las palabras tienen son una esencia mágica cuando empiezas a relacionarte con una persona. Son nuestra carta de presentación, no nuestra apariencia o nuestros rostros. Lo que dijiste en el momento exacto al conocer una persona marcará tu relación con ésta, y cuando avance el tiempo las palabras que se dicen y no se dicen podrían destruir murallas¡, cambiar el mundo, hacerte feliz. Por supuesto, hay cosas que hablan por sí solas, y otras que por mucho que lo intento no puedes explicarlas. A veces, incluso, estás deseando hablar y de repente te quedas callado, sin fuerzas para contarlo. Sin presente ni pasado. Silencio. Cuando eso ocurre, cuando el lazo de confianza se ha roto, cuando la lista de personas que deben de enterarse de tu vida ha cambiado, y el quinto ahora es el segundo, y para el primero tú eres el último , justo entonces, empiezas a preguntarte qué ha pasado, y si deberías comentarlo. O callártelo.

domingo, 1 de febrero de 2009


Siento por haberte hecho esperar durante tanto tiempo. Y haberte dejado creyendo en otros que se hacían pasar por mí. Espero que me entiendas, hay tanta gente en el mundo que me ansia y cómo te veía tan tranquila siempre pensé que tampoco tardaría en tener tiempo para ti. Pero no fue así, no tengo la mínima idea de la imagen que tendrás de mí, de cómo te han pintando mi llegada y mi despedida. Cómo piensas que soy. Desconozco tu concepto de Amor. Quería decirte que no le creas a nadie, que simplemente te fíes de tu corazón, él y yo somos viejos compañeros, nos conocemos muy bien y seguramente también me echará de menos. No te guíes por los que hablan mal de mí, ni tampoco te ilusiones con aquellos que te explican mil maravillas.. No me considero mejor que ningún otro sentimiento. Simplemente soy distinto, tampoco sabría como definir esta diferencia. Ya le diré a tu tiempo que adelante nuestra cita.
Hasta pronto.

Amor.
Nadie cree que su vida saldrá más o menos bien. Todos creemos que vamos a estar bien. Y desde el día en el que decidimos ser lo que queremos ser y hacer, nos llenamos de esperanza. Esperanzas de los caminos que nos abriremos, la gente a la que ayudaremos, lo que nos afectará… Grandes esperanzas de quién seremos, adónde iremos... Y entonces, llegamos ahí. Todos pensamos que vamos a estar bien. Y nos sentimos un poco engañados cuando no damos con nuestras esperanzas. Pero a veces, nuestras esperanzas nos subestiman. A veces lo esperado simplemente se queda en nada en comparación con lo inesperado. Tienes que preguntarte por qué nos aferramos a nuestras esperanzas, por qué lo esperado es lo que nos mantiene firmes, derechos… inmóviles. Lo esperado solamente es el comienzo. Lo inesperado… es lo que cambia nuestras vidas.